“Los años, meses y días pasan sin detenerse siquiera un segundo. Esta vida se agota sin pausarse ni una hora o un minuto, y entonces morimos. Las estaciones continúan, pero tu vida termina y no espera.”
Padmasambhava, Consejos del Nacido del Loto
En el Budismo tibetano, la contemplación de la muerte no es un acto morboso ni un ejercicio de resignación, sino una vía directa hacia la sabiduría. Se le conoce como la meditación de las Tres raíces, y su objetivo no es inducir miedo, sino despertar una comprensión lúcida de la existencia. Esta práctica está diseñada para cortar el autoengaño, eliminar las distracciones y recordarnos lo esencial: no estamos aquí para siempre, y justamente por eso, cada instante cuenta.
Tres raíces: la estructura esencial
Esta meditación se articula en torno a tres verdades fundamentales —las raíces— que no necesitan fe, sino una observación honesta de la realidad:
- La muerte es segura.
Todo lo que ha nacido morirá. Nadie escapa a esta ley. La muerte no es un accidente ni un error del sistema, es parte inherente de la vida. Negarla es vivir en inconsciencia. - El momento de la muerte es incierto.
Puedes planear tu día, pero no tu muerte. Puede ocurrir dentro de décadas o en el siguiente respiro. Su imprevisibilidad no debe ser motivo de angustia, sino de urgencia consciente. - En el momento de la muerte, nada externo será útil.
Tu dinero, tus redes, tu reputación, tus afectos no podrán evitar ni suavizar ese tránsito. Sólo tus hábitos mentales, tu ética y tu práctica espiritual acompañarán tu conciencia.
Nueve argumentos: profundizar la certeza
Cada raíz se profundiza con tres argumentos que refuerzan su validez:
Primera raíz: la muerte es segura
- Todos los seres mueren; nadie ha escapado jamás.
- Nuestro cuerpo, fuente de vida, también es frágil y vulnerable.
- La vida se agota segundo a segundo, como arena entre los dedos.
Segunda raíz: el momento es incierto
- No hay garantía de cuánto tiempo viviremos; los jóvenes mueren también.
- Hay muchas causas de muerte y pocas causas de vida.
- El cuerpo puede fallar en cualquier momento, sin previo aviso.
Tercera raíz: lo externo no será útil
- Las riquezas no pueden comprarnos tiempo.
- Los amigos y seres queridos no pueden acompañarnos al morir.
- Ni siquiera el cuerpo —nuestra posesión más íntima— nos pertenece realmente: habrá que soltarlo.
Estos nueve argumentos no pretenden crear ansiedad, sino quebrar la ilusión de control y permanencia. Nos invitan a mirar de frente lo que normalmente evitamos. No para deprimirnos, sino para liberar nuestra mente del autoengaño.
Tres conclusiones: actuar con sabiduría
De esta contemplación surgen tres directrices prácticas:
- Practica ahora.
Deja de posponer lo importante. La vida espiritual —sea cual sea tu camino— debe vivirse en el presente. - No pospongas lo esencial.
Lo verdaderamente significativo —cultivar una mente compasiva, vivir con honestidad, ser consciente— no admite demoras. - Abandona lo superfluo.
Lo accesorio, lo banal, lo que roba tu energía sin dar sentido… déjalo. El tiempo es limitado: tu atención es sagrada.
Vivir con conciencia del fin
¿Qué harías distinto si recordaras, con sinceridad, que podrías no despertar mañana?
Esa pregunta, si no se evita, puede marcar el inicio de una vida más plena.
Esta meditación, lejos de ser tétrica, ofrece claridad. Nos libera del espejismo de la permanencia y nos devuelve el poder de elegir cómo vivir. Cuando recuerdas que puedes morir en cualquier momento, no caes en fatalismo, sino que despiertas. Comprendes lo urgente y dejas de vivir como si fueras eterno.
La vida no necesita ser larga para ser profunda, ni estar llena de éxitos externos para tener valor. Necesita atención, dirección y una mente que no le tenga miedo a lo real. Dejar de negar la muerte es el primer paso para una vida lúcida, libre y compasiva.
Porque pensar en la muerte no es obsesionarse con el final, sino despertar al presente.
Pensar en la muerte es, en lo más hondo, pensar en la vida.
¿Quieres saber más?
Visita https://www.youtube.com/@Somoscasatibetmexico
Fuentes consultadas
- Sogyal Rinpoche. (2009). El libro tibetano de la vida y de la muerte. Ediciones Urano.
- Padmasambhava. (2021). Advice from the Lotus-Born: A Collection of Padmasambhava’s Advice to the Dakini Yeshe Tsogyal and Other Close Disciples. (Erik Pema Kunsang, Trad.). Rangjung Yeshe Publications.