Hoy es el sexagésimo cuarto aniversario del Levantamiento del Pueblo Tibetano contra la ocupación de la República Popular China (RPC) en 1959, el trigésimo cuarto aniversario de la imposición de la primera ley marcial en el Tíbet en 1989 después de tres protestas masivas sucesivas en la capital del Tíbet, Lhasa, y el decimoquinto aniversario de las protestas pacíficas que estallaron en las tres provincias tradicionales del Tíbet en 2008. En esta solemne ocasión, recordamos y honramos a nuestros compatriotas y mártires que han dado su vida por la causa del Tíbet. Nos solidarizamos con sus familiares y con los que todavía están sufriendo bajo la opresión de la RPC.
Damos una cálida bienvenida a nuestros distinguidos invitados, cuatro miembros de la delegación parlamentaria europea encabezada por el Sr. Mikulas Peksa; a la delegación parlamentaria de doce miembros de México encabezada por el Sr. Salvador Caro Cabrera; al Sr. Arunas Valinskas, miembro del parlamento de Lituania, y al Sr. Damon Wilson, Presidente del Fondo para la Democracia. Les agradecemos de todo corazón por venir hasta aquí para unirse con nosotros en esta ocasión trascendental, como un gesto de su apoyo político al pueblo tibetano.
Hace sesenta y cuatro años, en este día, Su Santidad el XIV Dalai Lama fue invitado a un espectáculo teatral en el cuartel militar chino en Lhasa. Contra la tradición, se ordenó a Su Santidad que asistiera al espectáculo acompañado de un número limitado de soldados desarmados. Cuando esta información llegó al pueblo tibetano, se levantó al unísono en masa para implorar a Su Santidad que no asistiera al espectáculo y para protestar contra las políticas represivas del gobierno de la RPC en el Tíbet. El levantamiento estalló cuando los recuerdos de las llamadas reformas democráticas impuestas en Kham y Amdo todavía eran vívidos. Los tibetanos fueron sometidos a una reforma agraria y un sistema cooperativo simultáneos que confiscaron sus tierras, ganado y medios de producción en nombre de la colectivización y subiendo los impuestos. En nombre de la reforma religiosa, los monjes y las monjas se vieron obligados a dejar sus hábitos y los monasterios fueron demolidos. Cuando los tibetanos protestaron, los lamas y los líderes laicos fueron encarcelados. Los tibetanos fueron reprimidos y masacrados etiquetándolos como “bandidos” y “rebeldes”. Los tibetanos también fueron testigos de cómo el liderazgo de la RPC en el Tíbet violó descaradamente los términos del Acuerdo de 17 puntos durante unos ocho años.
El Levantamiento Nacional Tibetano evitó la visita de Su Santidad el Dalai Lama y otros líderes espirituales y políticos tibetanos al campamento del ejército chino, cambiando así el destino del pueblo tibetano. Custodiado por las deidades y oráculos del Tíbet y escoltado por soldados del Ejército Nacional Tibetano y el Ejército de Voluntarios de Defensores de la Fe de Chushi Gangdruk, Su Santidad el Dalai Lama junto con los ministros del Kashag se dirigieron al exilio de manera segura, seguidos por unos 80.000 tibetanos, incluidos funcionarios del gobierno tibetano. Él sentó una base inquebrantable para los tibetanos en su espíritu y coraje para resistir cada intento hecho por el gobierno de la República Popular China para borrar la identidad nacional tibetana.
La invasión del Tíbet por el Gobierno Comunista Chino provocó la muerte de un estimado de 1 millón doscientos mil tibetanos, la destrucción de más de 6.000 monasterios, así como la deforestación y la destrucción de la vida silvestre y la explotación de los recursos minerales. Sin aprender las lecciones de la inmensa destrucción causada en el Tíbet, las autoridades de la República Popular China están repitiendo el error e incluso realizando ciegamente acciones dañinas para encubrir su culpa.
En la década de 1980, mientras implementaba la política de reforma y apertura, Deng Xiaoping planteó su pensamiento estratégico sobre que el desarrollo se basa en dos situaciones generales. En primer lugar, abrirse y desarrollar las áreas costeras orientales con la ayuda de las regiones central y occidental. En segundo lugar, las áreas costeras, a su vez, ayudan a acelerar el desarrollo de las regiones central y occidental cuando alcanzan un nivel de prosperidad moderada a fines de la década de 1990. Sin embargo, al comienzo del nuevo milenio, se implementó el llamado Programa de Desarrollo de China Occidental. El “Programa” involucró proyectos como West-to-East Power Transmission, el Oleoducto de Gas West-to-East, el ferrocarril Qinghai-Tíbet, la devolución de tierras de cultivo, el desarrollo de infraestructura, etc. En realidad, se trata de políticas coloniales destinadas a explotar los recursos de la región occidental y mantener la seguridad nacional en lugar de mejorar los medios de vida de la población local. Mirando el programa que se está implementando para un período previsto de cincuenta años, apenas hay proyectos que sean realmente beneficiosos para el Tíbet y el sustento del pueblo tibetano. Por lo tanto, el pensamiento estratégico de Deng Xiaoping sobre el desarrollo se ha convertido en un eslogan vacío. No sólo la brecha de riqueza entre China y el Tíbet creció más, la región tibetana y los tibetanos se han convertido hoy en día en un mero objeto de romanticismo para chinos ricos. Hoy, Xi Jinping sigue abogando por la prosperidad común, pero es difícil decir cuánto tiempo llevará verla materializarse.
Para consolidar el sentido de comunidad de la nación china, el gobierno de la República Popular China está actualmente implementando una política de una nación, una cultura, una religión y un idioma a través de la sinización del budismo tibetano y la promoción del idioma chino en todo el Tíbet. Los niños tibetanos se ven obligados a ingresar en una vasta red de jardines de infancia e internados de estilo colonial para aprender el
idioma y la forma de vida chinos. El gobierno de la República Popular China está aplicando una política lingüística asimilacionista en estas escuelas en total desprecio del sistema educativo universalmente adoptado y las normas internacionales de derechos humanos. En un informe del 6 de febrero de este año, los Expertos Independientes de las Naciones Unidas expresaron su alarma por la política del gobierno de la RPC destinada a asimilar a más de un millón de niños tibetanos cultural, religiosa y lingüísticamente a través de un sistema de escuela residencial. El llamado Anuario Estadístico del Tíbet de 2021 registró 4.491 niños en edad preescolar en 2000, lo que ha aumentado considerablemente a 23.419 en 2010 y 150.934 en 2020.
Para acelerar la asimilación, los matrimonios entre tibetanos y chinos son recompensados para promover la familia modelo de armonía étnica. Asimismo, miles de niños tibetanos están siendo enviados a escuelas tibetanas en áreas chinas. En nombre de la colocación laboral, la transferencia masiva de jóvenes tibetanos como mano de obra excedente a las zonas chinas se lleva a cabo a gran escala. Hay un aumento masivo del número de funcionarios chinos y equipos de trabajo enviados al Tíbet. Además, 5.570 residentes tibetanos de los condados de Chone y Batse fueron obligados a trasladarse al condado de Guazhou en Jiuquan con el pretexto de la construcción de presas en sus regiones. 2.257 familias del condado de Drukchu fueron reasentadas en Lanzhou, Xinqu en nombre de la migración para la conservación ecológica. Además, los tibetanos de la ciudad de Tsoe, del condado de Thewo y del condado de Chone van a ser reubicados. 13.415 residentes locales fueron desplazados debido a proyectos hidroeléctricos del Ministerio de Recursos Hídricos en Gyalmo, sobre los ríos Ngulchu (Salween), Nyagchu (Yalung) y Zachu (Mekong). Del mismo modo, más de 13.000 tibetanos en la prefectura de Ngaba fueron reubicados y se planea reubicar a más de 3.000 desplazados. Estas reubicaciones masivas de tibetanos son equivalentes a la política de Stalin de reasentamiento de millones de minorías étnicas durante la década de 1930, lo que fue declarado como actos represivos ilegales y criminales por el Soviet Supremo de la URSS el 14 de noviembre de 1989.
Del mismo modo, más de 100.000 nómadas tibetanos de unos veinte condados de Nagchu, Ngari y las prefecturas de Shigatse se reubicaron en la Ciudad No. 4 construida en Sinburi en el condado de Gongkar en la llamada Región Autónoma del Tíbet (TAR). Esto plantea serias dudas y sospechas en cuanto a cómo proporcionará este proyecto medios de vida sostenibles para las personas reubicadas y para qué se utilizará su tierra natal.
El gobierno de la República Popular China, en nombre de la lucha contra el separatismo y el mantenimiento de la estabilidad social, está controlando cada movimiento de los tibetanos con medidas más draconianas que en la época de la Revolución Cultural. Cada pueblo, aldea, calle, área de pastoreo y pastizales son constantemente vigilados utilizando la última tecnología a través de Grid Management System. El mes pasado, entró en vigor el “Reglamento de Seguridad de las Redes y de la Información” en la TAR. Este encarga a departamentos gubernamentales, órganos estatales y públicos por encima del nivel del condado, monitorear y controlar la información en internet. El
reglamento tipifica como delito incluso la formación y participación en un grupo de redes sociales con “fuerzas separatistas”. El gobierno chino ha intensificado su campaña para adoctrinar por la fuerza a los tibetanos, estudiantes, nómadas, campesinos e incluso monjes y monjas en la ideología comunista. Una recopilación de datos a gran escala de los tibetanos a través de la extracción de ADN, el escaneo del iris y el reconocimiento facial se está llevando a cabo en el nombre de la gestión social.
En marzo del año pasado, Taphun, de 81 años, murió después de prenderse fuego frente a la estación de policía, cerca del Monasterio de Kirti en el noreste del Tíbet, en protesta contra las políticas represivas del gobierno de la RPC. Se convirtió en el tibetano número 157 confirmado y conocido en autoinmolarse en Tíbet desde 2009. El Kashag vuelve a hacer un llamamiento a los tibetanos para que preserven sus vidas a fin de contribuir con toda su energía a la causa del Tíbet. Son sumamente preocupantes las denuncias de desaparición forzada y prisión extrajudicial de escritores, intelectuales, defensores del idioma, activistas ambientales y de derechos humanos y los que abogan contra la matanza de animales. Los presos políticos son liberados en malas condiciones de salud y se les mantiene bajo constante vigilancia. El pasado mes de julio, Jigme Gyatso, ex preso político arrestado durante las protestas de 2008, murió y otro ex preso político, Geshe Tenzin Palsang, que fue condenado a prisión en 2012, falleció el pasado mes de setiembre. Según los informes, la policía china mató a golpes a un tibetano por presuntamente llevar comestibles a un residencial de ancianos. Los tibetanos son golpeados hasta la muerte simplemente por realizar actividades religiosas. Asimismo, la detención de los tibetanos por portar fotos de Su Santidad el Dalai Lama continúa.
El paradero del XI Panchen Lama Tenzin Gedhun Yeshi Thinley, popularmente llamado Gedhun Choekyi Nyima, sigue siendo desconocido tras su secuestro por las autoridades chinas en 1995. La Administración Central Tibetana hará todo lo posible para lograr su liberación inmediata y la de otros presos políticos tibetanos, apelando al apoyo continuo de los gobiernos, organizaciones de derechos humanos e individuos. Agradecemos a todos los que toman la iniciativa en esta campaña.
La Ley de la República Popular China sobre Autonomía Regional Nacional estipula que el presidente y vicepresidente del congreso regional, fiscales jefe y sub jefe de las Fiscalías Populares, presidente y vicepresidente del Tribunal Popular de la las áreas autónomas nacionales, los jefes de las regiones autónomas, las prefecturas y los condados deben ser de la nacionalidad que ejerza la autonomía regional en esa zona. Sin embargo, en la llamada TAR, la representación de los tibetanos en el liderazgo en el condado, prefectura y niveles regionales es apenas del 43%. Y si el aproximadamente 80% de los tibetanos que hacen a los impotentes órganos como la conferencia política consultiva no se tiene en cuenta, el porcentaje de la representación tibetana definitivamente será mucho menor. En el liderazgo general de la TAR alrededor del 10% son los llamados cuadros chinos que ayudan al Tíbet enviados desde China, lo que demuestra cuánta autoridad da el gobierno de la República Popular China a los tibetanos para gobernarse a sí mismos.
De manera similar, solo en el último año, alrededor de 139 funcionarios tibetanos en la TAR fueron investigados y expulsados bajo el pretexto de transgresión de la ley y corrupción. Muchos sospechan que esto es un mecanismo establecido por el gobierno chino destinado a sofocar a personas capaces y funcionarios tibetanos prometedores.
La capital del Tíbet, Lhasa, estuvo bajo estricto bloqueo continuo durante más de 100 días el pasado año bajo la política de cero-Covid, causando enormes dificultades en la vida diaria de las personas, empujando a algunos incluso a suicidarse. Algunos también fueron arrestados por distribuir videos y se desconoce su situación y paradero. De acuerdo a información procedente del Tíbet, tras el repentino levantamiento del confinamiento en diciembre de 2022, muchos tibetanos murieron debido a la falta de instalaciones médicas. Una gran cantidad de cadáveres fueron vistos siendo llevados al crematorio diariamente. Las oficinas de la Administración Central Tibetana y la comunidad tibetana celebraron servicios de oración semanales por los difuntos y por los afectados por la pandemia.
Buscar el bienestar y respetar las aspiraciones de las personas es la condición básica para un gobierno para ganar legitimidad. Por lo tanto, si un gobierno implementa flagrantemente políticas erradicando una nacionalidad, entonces la gente tiene el derecho natural de protestar contra la política del gobierno e incluso rechazar al gobierno para su propia protección. La Administración Central Tibetana espera encontrar una forma de mutuo acuerdo para avanzar sobre el estado futuro del Tíbet basado en la Política del Camino Medio. En este sentido, estamos dispuestos a comprometernos con el gobierno de la RPC sobre la base de la igualdad y la amistad para buscar un acuerdo mutuo de solución beneficiosa y duradera. Además, instamos al gobierno de la República Popular China a que detenga de inmediato su política de erradicación de la identidad tibetana.
Damos la bienvenida a la reintroducción del Proyecto de Ley bipartidista y bicameral de Promoción de una Resolución del Conflicto Tíbet-China en ambas Cámaras del Congreso de EE.UU., en febrero de este año, por el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Michael McCaul, el congresista Jim McGovern, el Senador Jeff Merkley y el Senador Todd Young. Esto revitalizará la esperanza y la determinación del pueblo tibetano. El proyecto de ley tiene como objetivo encontrar una solución al conflicto Sino-Tibetano al tiempo que reconoce el verdadero estatus histórico del Tíbet y la urgencia de la actual situación. Asimismo, el 14 de diciembre, el Parlamento canadiense adoptó por unanimidad una resolución que respalda el Enfoque del Camino Medio y apoya la reanudación de un diálogo entre los representantes tibetanos y el gobierno de la RPC. Dicho proyecto de ley y dicha resolución, sin duda darán un impulso significativo al Enfoque del Camino Medio como una solución beneficiosa para todos del conflicto entre China y el Tíbet.
Su Santidad el Dalai Lama enfatiza el cultivo del amor, la compasión y la preocupación por el bienestar de los demás con un sentido de unidad de la humanidad. Si podemos practicar su consejo en nuestra vida diaria, este ciertamente pacificará la enemistad en
este mundo sumido en la guerra y vencerá los problemas de calamidad natural, pandemia y hambruna.
Su Santidad el Dalai Lama no es sólo el protector y símbolo del Tíbet y de los tibetanos, sino también un líder sin igual venerado en todo el mundo por su compromiso en promover los valores humanos y la armonía religiosa, la preservación de la cultura budista del Tíbet y el renacimiento del antiguo conocimiento indio. Nos opondremos resueltamente a la infundada política del gobierno de la República Popular China de etiquetar a Su Santidad el Dalai Lama como separatista y todo intento de obstruir el meritorio servicio de Su Santidad para el mundo. Además, el gobierno de la República Popular China perderá la clave para resolver el conflicto entre China y el Tíbet si no reconoce positivamente el vínculo histórico entre Su Santidad el Dalai Lama y el pueblo tibetano y la realidad de la situación actual.
Quisiera aprovechar esta oportunidad para expresar la sincera gratitud del pueblo tibetano hacia la India por proporcionarnos un segundo hogar y su apoyo inquebrantable, así como a los Estados Unidos y otros gobiernos, a los grupos parlamentarios de apoyo al Tíbet, incluidos los recién formados en México y España después de la Octava Convención de Parlamentarios sobre el Tíbet, a los grupos de apoyo al Tíbet e individuos que defienden la verdad y la justicia. Agradecemos también a las Asociaciones Tibetanas, a los Grupos Voluntarios Tibetanos de Defensa y a las organizaciones no gubernamentales.
Finalmente, oramos por la larga vida de Su Santidad el Dalai Lama y el cumplimiento de todos sus deseos. Que la verdad del Tíbet prevalezca pronto y la paz se extienda por todo el mundo.
El Kashag
10 marzo de 2023