Lecciones del Día de Muertos y el Camino Budista

En nuestra rica cultura mexicana, el Día de Muertos se alza como una fecha sagrada, un puente tangible entre el mundo de los vivos y el de nuestros ancestros. Más allá de la tristeza, celebramos la memoria, la vida que fue y la que continúa. Es un recordatorio colectivo de que la existencia es un ciclo, y que la presencia de quienes amamos perdura más allá de la forma física.

Esta poderosa tradición resuena profundamente con principios universales, como los que exploramos en el Budismo. Ambos nos invitan a confrontar la realidad de la impermanencia, no como una amenaza, sino como una maestra.

Como dice Lama Tony Karam, la meditación sobre la muerte nos obliga a hacernos la pregunta fundamental: “¿Qué es realmente importante y prioritario en la vida?” Si lo único que nos llevamos es nuestro karma (nuestros hábitos), entonces la tarea más importante es cultivar las tendencias positivas y purificar las negativas.

El Día de Muertos nos da una oportunidad única de practicar esta reflexión. Nos invita a soltar el apego a lo efímero y a enfocarnos en lo que verdaderamente trasciende: el amor, la compasión, la sabiduría y las virtudes que cultivamos. La “gran lección de la vida es el desapego”, no como indiferencia, sino como una profunda comprensión de la naturaleza de todas las cosas.

Aprovechemos estas fechas para meditar no solo sobre quienes ya partieron, sino sobre nuestra propia vida y cómo la estamos construyendo. ¿Estamos invirtiendo en lo que realmente nos acompañará a la hora de nuestra muerte?

Te invitamos a sumergirte más profundamente en esta reflexión en nuestro quinto episodio del podcast Lungta: El Caballo de Viento, titulado “La Muerte como Maestra”.

Escucha el episodio completo https://open.spotify.com/episode/7JX2jdt5UT6Zg27GSFhwwG?si=6c4ce80767e748ee

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